Impasse

Un impasse, un bucle, una caída sempiterna. Todo vuelve a suceder, todo se repite.
En un cúmulo de universos en donde las posibilidades son infinitas e inimaginables, el que algo se repita una y otra vez de una manera tan bestial no es posible, no puede ser posible, esta realidad tiene que ser imposible. 
El que algo suceda muchas veces y siempre resulte en el mínimo número de posibilidades va a tener como resultado que ese número cada vez se vaya haciendo más pequeño (cada vez hay menos posibilidad de que suceda lo improbable una vez más) hasta el punto en que tendrá que ser aproximado a cero; el destino no puede ser tomado como respuesta ya que todo está estipulado para suceder, si lo improbable tiene que suceder todas las veces necesarias durante un impasse, suceden pero esto no va a cambiar el resultado final, todo está escrito y no puede cambiarse usando los puntos nexos. La respuesta más concreta e inmediata es la especulación sobre la existencia de algo que no puede ser entendido, poseedor de gran poder en la realidad.

NUEVE CÍRCULOS DEL INFIERNO

Mi ser anti-científico, mi corazón delator... Hoy calla, no tiene romanticismos para el momento, lo único que tiene el poder son mis sueños, mi mente.
Los sueños revelan si la existencia cósmica debe existir o debe trascender. Los sueños nos dejan entre ver lo que realmente somos, lo que realmente el mundo es, lo que el universo está escondiendo: Seres sin influencia siendo verdaderamente en el mundo real, en el universo verdadero. Aquí somos lo que somos, y hacemos lo que hacemos, no está bien cambiarnos las cosas que no nos agradan de nosotros mismos para empezar a "querernos" más, lo mismo con las cosas que creemos que no le agradan a los demás.

El delirio ha regresado, el caos se está desatando. 
Pronto todo se volverá a romper. 

El ajedrez

Nos encierra en una celda dependiendo de nuestras decisiones anteriores, buscando una nueva jugada para derrotar al enemigo; sin embargo aveces nos ahogamos. Dependiendo del número de jugadas, del tiempo transcurrido desde el inicio del juego: el horizonte de eventos se amplia devorando y devorando. Las opciones cambian con cada decisión, cada vez todo se hace más improbable y no sabemos por qué camino vamos a terminar porque en la otra parte hay algo de lo que no tenemos control, la otra persona jugando. Es verdad que tenemos la facultad para realizar una acción en el campo y llevar el camino por el lado que nos conviene pero eso lo único que hace es abrir una cantidad de posibilidades a el otro dominio. No existen ayudas externas al juego, estás tú, contra tu oponente.
Existen 400 posiciones posibles en el tablero, en el segundo turno, hay 197.742 partidas posibles,  después de tres movimientos, hay 121 millones. Las posibles partidas son 10100.000. De estas, 10120 partidas son “típicas”: con una media de 40 movimientos y 30 posibilidades por movimiento.
Solo hay 1015 cabellos en total en todas las cabezas del mundo, 1023 granos de arena en el planeta. Después de 40 movimientos hay más jugadas posibles que electrones en todo el universo visible. Las posibilidades son tan altas que terminan siendo impensables, por lo tanto, de todos esos finales no es posible caer en un punto muerto, en un callejón sin salida, caer en una ficha ahogada, una, dos, tres, cuatro veces, en donde no hay jugada legal posible, ¿que tan probable resulta eso? las posibilidades son sencillamente imposibles, esto es imposible, este tipo de impasse es imposible.

Es indefinible e irrefutable
Sucede. Y eso es lo que hay. 

EL AJEDREZ
Algo terrible se está acercando, algo muy malo hará brotar lágrimas, hay algo que no me deja dormir tranquilo, los susurros siempre están diciendo lo mismo. Me asusto, me asusto mucho. No hay colores, y solo suena un testamento en el fondo que como aullidos me anuncia la presencia demoníaca que tengo detrás y por mas que me volteé nunca la voy a poder ver, porque no tengo ojos. Estoy llorando de desesperación en un tablero infinito de ajedrez. 

L U S T M O R D
you're back

Hikari

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