Huesos congelados

Todas las noches ha llovido desde que recibí la noticia.

Hace tiempo que no tenía problemas para dormir. Siento como mis pulmones se ahogan en mi espalda y mis ojos quieren esconderse en mi frente. Y aunque el sonido de la lluvia nocturna ya empezaba a arrullarme, ya no quiero, ya no puedo. 

Ya no quiero sonreír más. 

Sólo, sólo quiero estar solo, con mi voz, en mi cabeza. Y nada más. 

¿Por qué?

¿Por qué eres tú la que ahora piensa en el futuro? Si hace poco fuiste tú la que me dijo que no lo hiciera, que simplemente me dejara ser feliz, que viviera en el presente.

¿Por qué?

¿Por qué yo si cambié cuando me lo pediste y tú ya no quisiste cambiar cuando te lo pedí?

¿Y yo te dije que no me amabas por eso? 

¿Por qué?

¿Por qué dudas tanto de lo que siento?

Me duele tanto no haberte podido hacer feliz. Me siento tan mal de no poder darte la seguridad y confianza de estar con alguien bueno. Y lo más jodido es que en serio intenté, traté con todas mis fuerzas de construir un camino, pero la verdad es la conclusión de siempre. 

No soy suficiente, mi corazón, está roto. 
El problema nunca han sido las demás personas, siempre he sido yo. 

¿Pero qué es lo que tengo? ¿Qué es esto que siento?
No quiero estar aquí. Esto no está pasando.

Pensé que ya te habías liberado.

Lo que más me duele
 es que en definitiva yo no te importo. 

No he podido sacar de mis ojos esa escena. Sigo congelado en ese momento. Observando una pared blanca, mientras escucho palabras que no comprendo. He dejado de sentir mi cuerpo, mi alma está saliendo de mi pecho y mi espíritu se está apagando. 

Fría oscuridad.

Y de ese momento tan impactante, de lo único que me puedo sostener, es de una pared blanca.

Es curioso, cómo una canción tan feliz se puede volver una pesadilla.

¿En verdad soy tan insignificante que no te importó lo que yo fuera a sentir?
¿A pensar?
¿A vivir?

¿No fui ni lo suficientemente importante como para hacerte dudar?

Me quebré.
No he podido dejar de sentirme así. Mi corazón, ya no sabe por quién latir. 
Esto es un maldito caos. 

Tú sabías que esto no era para ti. ¿Excusas? ¿Desde cuándo permites que lo que sientes en verdad sea pisoteado y por tu maldito miedo al conflicto sigues dando la razón a cosas con las que no estás de acuerdo? Si esto te pasó, es porque TE LO MERECES. Deja de camuflarte en el amor, sabes que no sabes amar, ya déjate caer en tu destino. No mereces, no mereces, no mereces, no mereces. Nunca vas a merecer. No puedes odiar lo suficiente para amar. Has pasado años escupiendo pesar sobre tu propia alma y luego al darte cuenta te avergüenzas cuando sale corriendo. Andrés, no mereces. 

Libérame, esta vez. Acaba con todo

Te has causado tanto dolor y tienes resentimiento, esto que sientes es la lucha por querer soltar esos sentimientos.

Estoy asustado y la diferencia de antes es que sé que nadie tiene la respuesta. No puedo recurrir a nadie. Esto que me dices no es verdad.

Ni siquiera a ti. 


Quizás es momento de realizar que lo único que tengo y que me va a acompañar hasta después de la muerte, son mis huesos, mis huesos congelados. 

Me dirigiré a las flamas.

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