SUEÑOS: DIEZ

Mis charlas frente al espejo son cada vez más interesantes, de verdad pienso que estuviera viendo a otra persona y si, siento que mi reflejo en el agua, en la pantalla del celular cuando está negra, no soy yo.
¿Dónde estaré realmente? 
Porque este cuerpo, este corazón, no es mío, nunca lo ha sido. 

Ya sé en donde estás
En el agua.
No hay nada en tu mente más que las nubes en el cielo y tú sabes que hay corrientes en el mar, que son peligrosas, tienes consciencia de ello. De que te pueden arrastrar a las profundidades, que están ahí aunque no las sientes, o sea tú lo sabes pero también sabes que eso no te va a pasar a ti por el simple hecho de saberlo ¿Me explico? El hecho de que tú “sabes” que tu eres diferente, que esas cosas le pasan a gente sin conciencia (gente estúpida). No a ti no, tú que eres tan inteligente, tú que si sabes nadar. Crees que eres diferente, invencible y ahí reside el problema, en que tú mismo te crees el cuento, de que son los demás, que eso le pasa a ellos no a ti. Que tú eres tan único y especial como solía decir mamá, distinto a todos, único...

Cómo repudio esto.
Tal vez esté bendito,
con una maldición.

Entonces como eres diferente te relajas, simplemente miras al cielo y por un rato flotar es lo único que importa, sin pensar, sin nada en tu mente mas que la sensación del agua y el sol en tu piel. Lo que esta pasando en ese momento es lo único que importa, lo único que existe. Hasta que de repente algo ocurre, ¡tu sistema límbico!, te haces humano y miras hacia la orilla. Con una sensación de vértigo, de miedo puro, te das cuenta de que la corriente ya te llevo muy lejos. Tan lejos que te es imposible ver la playa y recordar como llegaste hasta allí. Es entonces cuando el terror y la culpa irrumpen en tu cuerpo. La puta culpa. ¿Cómo pudiste ser tan estúpido? ¿como tú, que sabias de el peligro de perder de vista tu realidad? ¿Cómo tú que eres tan diferente, tan inteligente dejaste que eso ocurriera? ¿Cómo pudiste ser tan ciego, tan obtuso, tan tonto? ¿¡Cómo carajos dejaste que eso sucediera!? No se supone que tu eras diferente, que eso le pasaba a esa gente, a ellos, no a ti. ¿Cómo te dejaste ir hasta convertiré en uno mas? ¿¿¿CÓMO??? Te asustas. El miedo te paraliza, te invade; entra como el agua helada en tus pulmones, tus venas, en todo tu torrente. El pánico, el frío, y la culpa conforman entonces tu esencia (color), tu nueva realidad. Empiezas nadar y a nadar para regresar al punto del que partiste, de repente es mas difícil y doloroso de lo que nunca imaginaste que podría llegar a ser. Es en ese momento que te das cuenta que eres uno más de ellos, que ellos somos todos.

Algo así te cambia y con suerte se transforma en tu flotador para llegar de nuevo a la orilla. Tu miedo hace que el agua se sacramente en agujas al rojo vivo que marcan tu cuerpo. Algo así te vacía, te hace pensar en lo diminuto que eres. El hecho de conocer que para vivir, tienes que quitarte la vida.

H.L.F.W

Pero está la otra posibilidad, en donde la voz te llama a adentrarte en el misterio, sabiendo que eres humano, consciente de tu mortalidad. Aún así te diriges dispuesto a morir porque no se puede confiar, tienes que ser capaz de sacrificarlo todo. Y cuando estés en el océano, justo en el centro del mundo acompañando al caos puro, estarás con el universo y no habrá nada que temer. Eres dios. 

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