Artista natural

Tus colores se repiten una y otra vez en el inmenso lienzo de antaño, eres las cinco con treinta y dos, me quemas y me encegueces, haces daño a largo plazo. No dejo de pensarte y no dejo de pensar en las equivalencias, ¿Valdrá la pena quedar ciego con tal de apreciarte en todo tu lirismo inicial? ¿Podré seguirte viendo por el resto de mi vida? Cómo si las imágenes previas a la muerte de mis ojos quedarán plasmadas para siempre, cuantas preguntas sin respuesta, cuánta incertidumbre, cuanta impotencia. Eres un atardecer.

A las cinco con cuarenta y cuatro dejas tu hostilidad un poco de lado, no sé si tuve que ver o el tiempo mismo, el destino colaboró para desarmarte y ya no haces más daño, eres preciosa, sin embargo dejas una vela remanente porque observaste tus cicatrices, crees que estás maldita y decides obedecer a la lógica; los colores cada vez son más sinceros. Tal vez seas un atardecer.

Confías en mí; dejas que vea una porción de tu autentico ser pero esto acarrea que los colores fríos se expresen y vea en lo más recóndito de la brecha, la oscuridad, que me llena de especulaciones sobre heridas sangrantes. A pesar de eso la belleza de tanto los adjetivos oscuros como luminosos, es fenomenal, es asombrosa, la mezcla tiene su punto perfecto cuando eres a las seis y seis, no puedo dejar de observarte y sentirme vivo porque; nuevamente estoy aterrorizado lo cual me encanta ya que hace mucho tiempo no temía con esta magnitud pero también me invita a pasear por la infinidad del universo, por la infinidad de tus ojos, de tus soles. Si fueras un atardecer.

El alba ha terminado, estamos en el punto irracional del asunto, el furor violento se revela a su cien por ciento sin importar de contener su crueldad, eres fuego sin razón, destrucción, asesinato. Tiñes el lienzo con sangre, con lágrimas, pero cariño no hay nada de malo en ello, al final de cuentas todo en este mundo es cuestión de percepción. Ojalá fueras un atardecer.

Tu eres y sólo eres a las seis y quince, ya no hay temores, la serenidad es. Empiezas tu sonata con la que recibirás la noche, la atención del universo está postrada en tu canto, en cómo mezclas los tonos haciendo un tinte perfecto, es efiterno porque sólo dura unos cuantos segundos, pero eso significa la vida eterna para los ojos más suspicaces. Lunas soleadas.

He quedado demudado unas cuantas veces y supongo que se debe a la fugacidad de los instantes de comunidad, parecemos conectar y ser capaces de socializar como las abejas, haciendo que en la mente del otro se vean imágenes o simplemente que la interpretación del mensaje sea sublime, correcta, perfecta; pero se termina y odio que se termine, me gusta entender y observar las cosas como son como se piensan en realidad, no cómo yo las veo, cómo las escucho...

Mi cabeza no se encuentra bien y claramente lo digo en tono de sorna, ¡nunca lo ha estado!
Todo es tan lacónico, tan inútil. Los soles nocturnos aparecen y desaparecen de manera nostálgica. Pero esto no deja de ser más que mi verdad, las palabras, las palabras no significan nada, la realidad sin palabras, lo es todo.

Cada vez se acerca más el final de este año, leo y releo mis metas y propósitos... qué decepción, que jodido estoy pero es gracioso al final de cuentas.

Esto fue lo que me dejó: Colección de atardeceres.


Secretos

Amor

Soledad

Tesoro

Esperanza

Libertad

Caos

Confianza
Reojo, brecha

Osadía - Cobardía

Sabiduría

...

El que sea una colección tal vez demuestre un apego, a los colores a las mezclas, tal vez y desde ahora así será, tal vez sea bueno, tal vez sea malo, no me importa con tal de que tal vez SEA. 

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