El caballero de las promesas

¿A que se deberá la necesidad? 
De prometer siempre las cosas, las cosas que me importan.
Es como si lo hiciera para garantizar un suceso, tal vez porque crea que las personas no creen en mí, o tal vez el hábito se deba a que yo no creo en mi mismo, quien sabe.
Prometer es hermoso. 
Si prometes algo es que de verdad te importa y quieres que suceda, cuando prometes das tranquilidad y seguridad de que van a tener todo tu ser enfocado en cumplir ese propósito tan anhelado. 
-Pero tú...
He prometido muchas cosas a lo largo de mi vida. Promesas rotas, promesas cumplidas, promesas olvidadas e imposibles. Eso no es digno de un caballero y ahora que decidí tomar el rumbo de la nobleza verdadera tengo que tomar cada promesa como si de una misión se tratase. Es verdad que he prometido muchas cosas mientras he sido feliz pero lo más importante es nunca retractarse de tal manera que las palabras que sean pronunciadas por mi boca valgan oro y sean consideradas como hechos, por lo tanto de aquí en adelante procuraré tener una mente menos compulsiva, más calmada. 
Y no es solo la cuestión de las promesas.
Quiero ver. 
-Si es posible cambiar
Así es. 
De lograrlo tendría un arma legendaria a mi favor, podría hacerme con una de las pocas verdades más poderosas para la vida.
-Los ángeles te obedecerían.
Tal vez. Tal vez esto sea la codicia caprichosa, quien sabe, no quiero pensar. 

Por más terrible que luzca el camino,
es tu deber si lo has prometido. 
Entre más negra la noche, más brillan las estrellas.
Deben hacerlo.

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