Inclemente

La tormenta parece no detenerse,
la desesperanza invade mi mente cada vez más.

Hace tiempo ya en el que no experimento un aire embriagador,
todo es gris, el mundo se ha tornado tan triste.

Ya sé cual es la razón, sin duda.

Todo lo que una vez amé,
se ha convertido en las cosas que odio,
me atormenta saber el paradero de mi corazón,
preferiría desecharlo, despegarme de él.
Pero lo necesito, no quiero incorporarme a este mundo.

No quiero hacer parte de esta legión,
en verdad me gustaría ser diferente, mantenerme.

Cada día me desconozco más.
Odio a la persona que debo ver al espejo todos los putos días.
Ese no soy yo. Mi paradero yace lejos, es irrecuperable,
el pasado no es un lugar, es imposible.

Maldita sea.

El dolor no se ha ido, no ha ni disminuido y soy consciente de ello.
Pero eso hace parte de la gente fuerte, yo quiero ser así también.

¿Qué será de lo que dejé, cuando el dolor ya no duela?
Y ya no pueda sentir nada.

No quiero perder mis convicciones,
pero cada día la sociedad me seduce,
para dejar de ser lo que soy ahora.

No quiero convencerme de que soy correcto.
No soy una persona correcta,
me dejo llevar mucho por mis emociones.

Malditos sentimientos, lárguense ya.

Maldito Andrés, ¿Por qué tienes que ser así?
Eres un idiota, un imbécil, púdrete.

Ya no puedo ni expresar un mensaje con claridad. 
¿Qué me pasó?

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