Seele

Ha pasado un tiempo, relativamente largo desde que escribí aquí por ultima vez. He vivido un par de cosas, he aprendido un par de cosas y he entendido muchísimas cosas.

He visto mucho, he visto suficiente, mis ojos no pueden soportarlo, realmente yo no estoy diseñado para esto que estoy haciendo. El mundo esconde un gran secreto, hay cuerdas invisibles por todos lados enredándose entre las personas, moviéndolas de un lado para otro. Cuando morimos seguimos atados a estas cuerdas y los vivos se mezclan con los muertos en un mismo escenario donde lo único que importa, es nada. 

Nada importa. 

La existencia es dinero, pero el dinero no vale nada, el dinero solamente es la técnica de intercambio de nuestra especie, son símbolos en papel y metal. Cosas tan obvias que no se ven durante el día.

Esto ya lo he dicho muchas veces antes, creyendo entenderlo, así como ahora. La vida es antinatural, la vida es lo único que va en contra del universo. Pero esta vez no me voy a poner a favor de ella. Esa idea rebelde, de una flor rompiendo el pavimento se ha vuelto demasiado romántica, especialmente cuando una vez la flor cumple su propósito en el escenario "vida", se marchita y muere. Luego de haber pasado por un nuevo periodo en mi vida, me doy cuenta que todo siempre termina igual. Había olvidado que la esperanza es el fuego que quema, dejando cenizas grises y gastadas. 

Estoy gastado.

Pero no importa, nada importa. 

Cada vez que aprendo algo nuevo de la vida, me convenzo más de que debe ser destruida. Uno de los "pináculos" de la evolución, somos nosotros. ¿Por qué somos tan exitosos comparado con las demás especies? Simplemente por haber desarrollado un cerebro enorme capaz de llevar el raciocinio cognitivo a otro nivel.

Ningún recurso es infinito, todo se acaba y con ello, nuestra forma, nuestra materialización, nuestra alma. El camino hacia la ruina está lleno de buenas intenciones.

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