Mi lienzo
Tengo lágrimas en mis ojos, de lo aterrado que estoy. No le encuentro una explicación a nada de esto, podían meterse con lo que quisieran, pero mi lienzo era algo tan mío, algo que ni siquiera yo conocía tan bien como para tener el poder de dañarlo, pero ha sucedido.
Los árboles, las montañas.
Los colores y los vacíos.
Se salieron de lugar.
Empezó siendo imperceptible, entre miles, un árbol mal colocado, nubes más oscuras, pero me dí cuenta de lo que estaba pasando cuando llegó la niebla. Una niebla oscura y pesada, una niebla sangrienta fría y sedienta de vida, dirigiéndose hacia mí. Anunciándome lo inevitable, ¿cómo me debo sentir al respecto?
¡Voy a morir!
Y en estos momentos no aparece la voz que dice:
"tranquilo, igual morirás tarde o temprano".
¿¡Dónde estás!?
No me dejes solo, no me dejes solo ahora, por favor.
No me siento tranquilo, lo único que hay en mí es terror, ganas de vivir.
Pasaba frente al lienzo varias veces al día, lo hacía inconscientemente pero me tranquilizaba, era mi estrella norte para guiarme y poder saber que hacer. Pero ahora cuando lo veo...
Veo el cielo rojo, las montañas quemándose, sonrisas complacidas y muchísimo dolor.
¿Y sabes que es lo más duro?
Que el lienzo soy yo.
Cómo no me dí cuenta.
En realidad, soy patético.
Qué es lo que me pasó, cómo pude ser tan inepto de no prestar atención de mi lienzo, debí cuidarlo, debí repararlo pero no está en mis manos ahora.
Estoy enjaulado dentro de mi propio cuerpo, detrás de MIS ojos, mientras otra persona pisotea el trabajo de mi vida.
Y sin poder hacer absolutamente nada.
Estoy en las montañas de la locura
Todo lo lejano se acerca tras la niebla
Aparecen figuras que nunca había visto en mi paisaje
Se mueven
Saben que las veo
Me miran
Quieren robarse mi vida
Me asusto
Me escondo
En la oscuridad
Estoy jodido, estoy muy jodido.
No tengo salida.
Ya ni se expresar bien
Este dolor tan inmenso que tengo
Este miedo que me hace llorar
Que no me deja vivir
Veo muchas cosas, veo figuras oscuras en las paredes, en las ventanas que desaparecen en un pestañeo. Sé que están ahí, he decidido no ignorarlas más.
Sé como lucen, sé como se ven sus dientes, se cómo sangran sus ojos, sé que es lo que quieren conmigo.
Estoy congelado, estoy en una esquina sin salida.
Mi mente en este momento no puede procesar la información, estoy delirando, golpes, gritos, cortes, explosiones, fuego y granizo.
No quiero cerrar la ventana, por allí aparecen ellos, sí. Pero si la cierro, nadie más verá lo que pasa y entonces ellos me matarán. Es lo único que tengo por ahora.
Esta vez soy yo, el que pide ayuda.
Nunca me imagine diciendo esto.
Pero por favor, sálvame.
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